por RENÁN RODRÍGUEZ
De ninguna otra serie de documentos relacionados con don José Batlle y Ordoñez, pueden surgir de manera más patente los rasgos de este personaje de la vida nacional, que de las actas de la Convención del Partido Colorado, reunidas en este volumen que publica la Cámara de Representantes.
En el momento de la sesión a la que corresponde la primera acta, Batlle tiene sesenta y cuatro años de edad, sigue su recorrida del país que iniciara el año anterior (1919) y que se viera obligado a suspender por la epidemia de gripe española que entonces azotara al país. Pocos meses atrás, setiembre de 1919, había fundado un nuevo diario, que primero llevaba por título "El Día, edición de la tarde" y que luego tomaría el nombre de "El Ideal".
En pocos
meses había sido actor de cinco lances caballerescos, el último de los cuales
tuvo consecuencias trágicas.
Le atribuyó tanta importancia al órgano que adquirirá un funcionamiento regular y frecuente, que no faltó a casi ninguna sesión en el período comprendido entre 1920 y su muerte, aunque fuera en pleno invierno y en un local y un lugar de la ciudad expuestos a todas las inclemencias del tiempo.
El Partido
Colorado tenía sus asambleas de carácter nacional desde principios del presente
siglo, pero su funcionamiento estaba casi limitado a la proclamación de las
candidaturas a Presidentes de la República.
De
conformidad con la Constitución de 1830, este magistrado era elegido por ambas
cámaras reunidas en Asamblea General.
Con el acto que motivaba la convocatoria en la oportunidad a que hacemos referencia, culminaba un proceso en cuyo transcurso se habían operado renovaciones de mandatos de senadores y representantes nacionales, en las que había pesado de manera muy importante, la consideración de la calidad de futuro elector de presidente que ofreciera el candidato, por lo que una vez elegido venía a tener casi la condición de un compromisario.
Hemos
hablado en plural de asambleas de carácter nacional, porque si bien la más
numerosa y representativa era la llamada Convención, había otra, de menor
cantidad de integrantes y al principio de funcionamiento más frecuente, llamada
Comisión Nacional.
De esta
última emanaba el Comité Ejecutivo Nacional, que era la Mesa de ambas
asambleas.
Después de 1913, año en el que hay una revisión de la Carta Orgánica, se hace más regular el funcionamiento de estas asambleas, pero sin alcanzar el grado de asiduidad que cobraran en 1920, de manera especial la Convención.
La Comisión Nacional, cuyos miembros serán en el período relacionado con estos documentos, dos tercios del total de componentes de la Convención, vio finalmente reducidas sus facultades, pasando a ser órgano elector del Comité Ejecutivo Nacional y de alzada de las decisiones de este y de las adoptadas por las Comisiones Departamentales. En algunos casos tenía ciertas atribuciones en materia disciplinaria.
Para ubicar
debidamente al lector de estos documentos, vamos a relatar las circunstancias
de tiempo y lugar, en el momento en que va a cobrar regularidad y frecuencia el
funcionamiento de la Convención.
Con referencia al primer aspecto digamos: en 1913, se había producido la escisión anticolegialista y con el transcurrir del tiempo se iría consolidando el sector que se denominaría Partido Colorado General Fructuoso Rivera, llamado popularmente "Riverismo", cuya figura más gravitante sería el Dr. Pedro Manini Ríos. No todos los colorados que se manifestaron contrarios al colegiado integraron después este sector.
A partir de
esta división, las asambleas nacionales del núcleo del Partido Colorado o sea
del colegialismo, tuvieron mayor periodicidad.
En el año
1916, hubo reuniones trascendentes de la Convención. Así el 28 de mayo proclamó la candidatura del
Sr. Batlle y Ordoñez para la próxima presidencia y para el caso de que no
prosperara la reforma constitucional que se propiciaba.
El día 30
inmediato, escuchó un informe de Batlle y Ordoñez y aprobó el proyecto que
sostendrían los convencionales que resultarán electos el 30 de julio siguiente.
Una vez
producida esa elección, el 11 de agosto inmediato, se reunió para aceptar la
renuncia de Batlle a su candidatura a la Presidencia de la República. En la misma sesión recibió el mensaje del
Presidente Viera, con el famoso "Alto" y le otorgó el voto de
confianza que reclamaba.
1917 es el año de elaboración de la segunda Constitución que tuvo la República y desde el mes de marzo se llevaron a cabo las gestiones que culminaron con "el pacto de los ocho" y la sanción del proyecto plebiscitado el 25 de noviembre de ese año. Tres días después, Batlle, en una nota publicada en El Día, da una explicación a sus correligionarios, titulándola: "Mi conducta en la Reforma".
En marzo de
1918 se registraron intentos de reunificación colorada y hubo una reunión de
delegaciones muy numerosas de colegialistas y riveristas (cuarenta y cinco
delegados por cada parte), se llevó a cabo en los salones de La Fraternidad y
asistieron Batlle y Manini Ríos.
En
septiembre de 1918, Batlle proyectó una reforma de la Carta Orgánica, con sus
asambleas y comités ejecutivos en todos los planos, el seccional el
departamental y el nacional. Propuso
además, un sistema de agrupaciones de gobierno en lo departamental y en lo
nacional, con reuniones periódicas de los mandatarios y de los miembros de los
respectivos comités ejecutivos, que también las integrarían.
En diciembre
de ese año, el Presidente Viera manifestó públicamente su desacuerdo con las
reformas proyectadas, expresando:
"Los hechos dirán si yo y mis amigos hemos tenido razón para no
aceptar ese proyecto descabellado como también las últimas iniciativas del
mismo Batlle inspiradas en un espíritu realmente disolvente".
Por entonces
se llevaron a cabo elecciones internas de delegados a la Comisión Departamental
de Montevideo y se enfrentaron las listas de los simpatizantes del Presidente
Viera, distinguidas con el lema "Clubes seccionales", con las listas
sostenidas por Batlle, que se distinguieron con el lema "Joaquín
Suárez".
Los números
de delegados obtenidos por cada parte, resultaron casi iguales, abriéndose una
instancia de opciones, pues había muchos candidatos comunes, entre ellos el
mismo Batlle. Las incidencias a que dio
lugar esta instancia resultan curiosas pero no es la oportunidad de exponerlas,
lo mismo que algunos hechos ocurridos en la reunión de esa Comisión
Departamental, llevaba a cabo en el Teatro Royal a fines de enero de 1919.
En marzo de
1919, la Comisión Nacional, con mayoría vierista, rechazó las reformas a la
Carta Orgánica propiciadas por Batlle, que durante el debate recibió las
manifestaciones de adhesión de las barras.
Los debates
fueron apasionados en grado extremo y la tesis contraria a la reforma, fue
sostenida por el Dr. Justino Jiménez de Aréchaga, el segundo de los
constitucionalistas que han llevado ese nombre y apellido.
El ambiente
de estas reuniones sin duda alguna estaba presente en estas manifestaciones del
Dr. Feliciano Viera, en marzo siguiente, cuando habrá dejado la Presidencia de
la República y pasado a presidir el primer Consejo Nacional de Administración:
"La organización partidaria ideada por el Sr. Batlle ha traído por consecuencia que las reuniones de las autoridades directivas sean asambleas tumultuarias, en las que no hay ni siquiera consideración y respeto para los pobres correligionarios. Son Asambleas anárquicas, demagógicas, donde las barras homogéneamente organizadas hacen presión sobre los delegados, prohibiéndoles, cuantas veces quieran, el uso de la palabra. No son por cierto estas asambleas las que pueden aportar algún contingente de hombres de gobierno, desde que estos necesitan un ambiente más sereno para deliberar con acierto".
A esta altura había empezado a regir la nueva Constitución y se registraban acontecimientos de repercusión universal, originados en los fenómenos de posguerra. La crisis económica que vivían los países europeos, repercutió en nuestro país con una caída estrepitosa de los precios de los renglones exportables.
Pero como lo
señala Goran Lindahl, "el enfrentamiento promovido entre Batlle y Viera a
comienzos de 1919 dominaba el interés político".
Carlos
Manini Ríos recordando la lucha fabulosa de los tiempos heroicos de Grecia
manifiesta sobre el mismo tópico: será tremendo el choque y demoledor, entre el
centauro y el lapita."
Después de
los debates de marzo era evidente la inminencia de la ruptura.
El 2 de mayo de 1919, apareció un órgano de prensa del sector vierista denominado "La Defensa". En ese número inicial se publicó un breve manifiesto que suscribieron cuarenta y nueve parlamentarios.
El 7 de
mayo, en un reportaje de La Defensa, el Dr. Feliciano Viera manifiesta: "Oigo hablar del programa del Sr. Batlle
en todas las proclamas de sus adeptos.
No conozco ese programa y en consecuencia no puedo opinar al respecto,
por más que los hechos que suceden ya nos indican alguna tendencia, sobre todo
esa organización partidaria que va camino del soviet.”
El 17 de mayo los sectores en pugna acordaron la separación, estableciendo condiciones que llegaron hasta el reparto de los muebles de la Casa del Partido Colorado.
Hace muchos
años pudimos leer el ejemplar de esa acta que estaba en la sede
partidaria. Ese ejemplar ha desaparecido
y tal vez fue a parar a manos de quien no tuvo conciencia de su valor
histórico.
En las condiciones acordadas estaba el compromiso de ambos sectores de votar con el lema Partido Colorado. Luego el vierismo sostuvo que esa condición estaba referida, exclusivamente, a la elección inmediata de noviembre de 1919.
Pasó
entonces a utilizar el lema Partido Colorado Radical, pero popularmente siguió
siendo conocido por vierismo.
En Montevideo
el sector Batllista del Partido Colorado emprendió febrilmente la tarea de
montar sus organizaciones en todas las zonas del departamento. Las citaciones de sus asambleas ocupaban
columnas de "El Día", que las publicaba bajo el título "Partido
Colorado".
Por su parte
Batlle se disponía a recorrer el país.
Entre mayo y junio habló en Flores, Florida, Treinta y Tres, Canelones, Melo, Paysandú y Salto.
Pero no sólo se le oyó en las capitales o poblaciones importantes, sino que a veces dirigió la palabra a pequeños núcleos de pobladores que se juntaron para saludarlo a su paso. Siempre hemos atribuido valor simbólico a la fotografía de su pasaje por Zapicán, en el viaje a Treinta y Tres. Batlle expuso ante un grupo de partidarios desde la plataforma de un vagón ferroviario. Impresionan las expresiones y los gestos de admiración y respeto que captó la cámara en una época en la que todavía no se habían alcanzado niveles técnicos considerables en el arte fotográfico. Allí está el líder con el pueblo.
A mediados
de año, las giras deben suspenderse por la epidemia de gripe española que
azotaba al país.
En noviembre de 1919 se llevaron a cabo las elecciones de representantes nacionales, concejales y asambleas representativas, de conformidad con el régimen de la nueva Constitución.
Resultaron
electos 40 diputados colorados batllistas, 7 colorados vieristas, 7 colorados
unionistas (sector vinculado al Dr. Brum, que pronto se fusionará con el
batllista), 9 colorados riveristas y 1 no vinculado con ninguno de los
sectores.
A fines de 1919 y principios de 1920, el debate público se desarrollaba con gran pasión.
Fue el
momento de los duelos consecutivos a que hicimos referencia al principio.
Pero en medio de toda aquella agitación, la nota pública predominante seguía siendo la lucha planteada entre batllistas y vieristas.
El
desarrollo de esta lucha va a desembocar en esa victoria batllista, que uno de
los lúcidos biógrafos de Batlle, el sueco Goran Lindahl, consideró "clara
pero prematura".
La disputa,
además, conducirá a la afirmación de las asambleas como órganos en los que va a
residir el poder de decisión en el sector batllista.
He aquí la explicación del seguimiento detallado que estamos haciendo de la brega.
Las
organizaciones partidarias efectuaron sus elecciones internas y sus delegados
empezaron a constituir las comisiones departamentales, la Comisión Nacional y
la Convención.
Batlle reanudó sus giras por el país y el 14 de junio de 1920, la Convención está en condiciones de iniciar sus sesiones en la nueva etapa que comprende esta publicación
Vamos ahora
a ubicar el lugar donde se celebraban estas sesiones.
La
Convención del Partido Colorado en 1910, cuando proclamó la candidatura de
Batlle a la segunda presidencia, se reunía en los salones de la Sociedad
Francesa.
En 1916,
cuando fueron cobrando frecuencia sus reuniones, las llevaba a cabo en la sala
de conciertos de la Sociedad Filarmónica "La Lira", en la calle
Paysandú entre Ciudadela y Florida.
Cuando el auge del cinematógrafo, esa sala fue adaptada para esa clase
de espectáculos, funcionando muchos años con el nombre de Cine "La Lira".
Estuvo un
tiempo clausurada, hasta que el impulso del Dr. Agustín Minelli, la transformó
en el Teatro Odeón, que ahora lleva el nombre de Carlos Brussa.
Los debates
sobre modificaciones a la Carta Orgánica, que propiciaba Batlle y eran
resistidos por el Dr. Viera y sus amigos, se cumplieron ya en el Teatro Royal,
donde se van a celebrar todas las reuniones a las que se refieren las actas que
se publican.
Hace años fue demolido este teatro, que estaba situado en la calle Bartolomé Mitre, entre Buenos Aires y Reconquista. Ahora hay en el predio una playa de estacionamiento. Quedan en una pared al norte, las huellas del ángulo donde se adosaba el techo y en esa misma pared y en otra que da al oeste, se aprecian los huecos donde empotraban los tirantes que sostenía el piso y habilitaban espacios para los camarines.
La sala
estaba destinada a espectáculos de variedades o de revistas.
Muchas veces el espectáculo comprendía números circenses, como ocurría el día que Batlle recomienda a los convencionales durante un debate apasionante, que no interrumpan sin autorización, aunque reconoce que la misma recomendación no puede hacerla a otro interruptor que hay en la ocasión, por tratarse de un irracional. El acta aclara que detrás de los telones hay un león que desde su jaula deja sentir sus rugidos.
En ciertas
oportunidades, cuando las sesiones se prolongaban, las bailarinas pasaban entre
los convencionales en busca de la entrada de sus camarines.
Habitualmente
se sesionaba entre las 18 y las 21 horas y muchas veces el Presidente de Turno
interrumpirá el debate para anunciar:
"El Sr. Visconti Romano reclama la sala. La Convención pasa a cuarto intermedio hasta
mañana."
El Sr.
Visconti era el empresario que durante años utilizaba el teatro para sus
espectáculos.
En este teatro siguió funcionando la Convención después de la muerte de Batlle. Así ocurrió durante todo el período que siguió al 31 de marzo de 1933.
Recién en 1940, cuando debía discutirse si se utilizaba o no la oportunidad que ofrecía la ley de lemas de 23 de mayo de 1939, como se había producido la voladura del techo del Royal, la Convención volvía a los salones de la Sociedad Francesa y utilizó también, en alguna oportunidad, el Teatro Stella d'Italia.
Luego se
adaptó para este tipo de reuniones la actual sede de la calle Andrés Martínez
Trueba.
Repitamos: cuando va a iniciarse el funcionamiento regular y frecuente de la Convención, junio de 1920, Batlle tiene sesenta y cuatro años de edad, está recorriendo el país, ha fundado otro diario y en pocos meses ha protagonizado cinco duelos.
La Asamblea
le dará la oportunidad de sostener de nuevo las ideas que sobre
organización permanente de los partidos
políticos expusiera desde principios de la década del noventa en "El
Día".
En esos
artículos se desenvolvió una verdadera teoría de los partidos políticos como
órganos necesarios de la democracia.
En los
conceptos que entonces expuso, está implícito el apotegma que décadas más tarde
formulará Hans Kelsen: "La
Democracia se identifica con el estado de partidos,"
Batlle dirá en unos de los debates de la Convención, que la democracia es representativa por necesidad, pero que en todas las oportunidades posibles debe ser acercada a la fórmula ideal, que continuaba siendo la democracia directa.
El órgano
superior del Partido, la Convención, al tener numerosos miembros, aseguraba la
influencia popular en sus decisiones.
La Convención en el período comprendido por estos documentos, tuvo siempre más de mil quinientos miembros. Rara vez se reunía con un número próximo a la totalidad de sus integrantes, pero participaban siempre cientos de delegados y los debates eran seguidos por barras que ocupaban las galerías hasta llenarlas totalmente en muchas oportunidades.
Las versiones de los debates, que en alto porcentaje eran taquigráficas, se publicaban en "El Día" y "El Ideal" y más tarde también en hojas sueltas que con el título Partido Colorado, se imprimían en la Imprenta Nacional Colorada, fundada por Batlle, que luego de su muerte se transformó en la empresa "Talleres Gráficos SUR", ubicada en Juan Carlos Gómez y Camacuá.
En ciertas oportunidades, la decisión final se adoptaba en una votación por cédulas, que era seguida con curiosidad expectante por numerosos partidarios a veces durante todo el día.
En muchas de
las actas el lector encontrará datos históricos de alto interés. Así en una de las primeras sesiones, podrá
leer la discusión del art. 5º de la Carta Orgánica. Si repara un poco, advertirá que se considera
una fórmula presentada por el Dr. Máximo Halty, para la distribución
proporcional de los cargos. Advertirá
entonces que casi textualmente está el sistema organizado por la llamada Ley
Complementaria de las de Elecciones de 22 de octubre de 1925. La síntesis de los sistemas Hare y d' Hondt
que consagra dicha ley, estaba poco menos que a la letra en la Carta Orgánica
sancionada en 1920.
La forma
como Batlle concibió el funcionamiento de este órgano partidario, pone de
relieve su confianza en la razón humana, que caracterizó sus posiciones
filosóficas defendidas hasta con ardor en sus años mozos.
Su seguridad
de que por el camino de la razón podía llegarse a las soluciones consideradas
como más difíciles, queda de relieve en esta anécdota que nos relatará César
Batlle Pacheco.
Al salir de Piedras Blancas, rumbo a la Convención, Batlle confió a su hijo que pensaba hablar en esa sesión de la posibilidad de admitir un riverista como candidato a la Presidencia de la República, en la elección de 1926, que se acercaba. Le habló de dos nombres como posibles candidatos los doctores Juan Andrés Cachón y Juan Campisteguy. Sostenía que con cualquiera de los dos, el partido no tendría dificultades mayores.
Más tarde, por una información que tuvo sobre la salud del Dr. Cachón, se inclinó decididamente por el Dr. Campisteguy.
En el
debate, Batlle hizo la insinuación que se había propuesto. Los convencionales la recibieron con un
silencio significativo, que para César demostraba su tremendo desconcierto.
De regreso a
su casa Batlle preguntó a su hijo sobre la impresión que había recogido. "Espantosa, papá", fue la
contestación de César.
"Sin
embargo yo estoy conforme" dijo Batlle.
Y agregó: "Escucharon el razonamiento y ahora hay que esperar que
pensándolo, lo acepten."