jueves, 2 de junio de 2011

LA FASCINACIÓN DEL BATLLISMO

   
 
     Lo que sigue, es un fragmento de una entrevista realizada hace algún tiempo al profesor Benjamín Nahum, y   en donde el distinguido historiador explica el porqué del interés que -junto con el profesor José Pedro Barrán- le despertaron Batlle y el batllismo, así como las incertidumbres que aún se le plantean sobre dicho tema.
   
     -¿Por qué empezaron a trabajar en esa segunda serie sobre el batllismo? (*)
     -Estábamos más que nada enfrentados a un fenómeno, a un descubrimiento personal de lo que había sido el batllismo de pepe Batlle. Porque todo lo que leímos sobre el batllismo y sobre Batlle, y sobre lo que implicó en su momento, fue deslumbrante. Quizá haya tenido que ver, por contraposición, lo que veíamos que estaba ocurriendo en ese momento en el país: la dictadura contrastaba de tal manera con lo que estabas leyendo sobre el batllismo que te deslumbraba. Confieso que hasta el día de hoy es una cosa que me ha impactado intelectualmente, no al punto de decir que soy batllista, sino al punto de decir que el Uruguay fue realmente un país afortunado al tener a un hombre de estas características en el gobierno. Porque Batlle fue un innovador de tal estatura que uno se pregunta cómo un país tan chico pudo dar esto. ¿Y saben qué es lo que me extraña más todavía?. La comparación involuntaria con Argentina. Cuando aparece un hombre que innova, que tiene una visión de estadista, resulta que es militar, es fascista y hace un descalabro después de una obra importante. Un país como Argentina, con la riqueza inmensa de Argentina, un país que nos pudo superar en todo, no tuvo (para decirlo en términos no históricos) la "suerte" de tener un estadista. 
 
     (...)
   
     -¿Siente que se ha acercado a una respuesta (sobre la decadencia nacional)?
     -No. Siento que he podido identificar determinados puntos como aportes a la contestación de esa pregunta, que he podido identificar algunos de los obstáculos que permitirían explicar por qué el país no recorrió un camino que era posible, que fue posible en un momento y que después se le bloqueó del todo. Sin ocultar mi admiración por los valores morales que tuvo ese país y esa sociedad (porque no fue sólo un hombre ni fue sólo una corriente de pensamiento), esa corriente de pensamiento batllista estuvo nutrida por una cantidad de vertientes distintas. No en vano tanto anarquista se hizo batllista, y no en vano tanto blanco se hizo batllista. Justino Zavala fue quien lo dijo: "Yo soy blanco, pero soy batllista". Algo de eso se veía en la amistad fraterna entre Domingo Arena y Emilio Frugoni. ¿Por qué?, porque tenían una enorme afinidad ideológica y lo que importa más que la afinidad ideológica son los valores morales que defendían. Eso es lo que me importa más, y eso es lo que noto como más deficiente en la actualidad."

  (*) Se refiere a la obra "Batlle, los estancieros y el imperio británico"

   Entrevista de Gabriel Buchelli y Jaime Yaffé en "Cuadernos del Claeh", Nos. 94-95.