domingo, 16 de septiembre de 2018

TUPAMBAÉ





                                              por RENÁN RODRÍGUEZ (*)



   Entre el 22 y 23 de junio de 1904 se desarrolló la batalla más cruenta de nuestras guerras civiles: Tupambaé. Comenzamos el relato de Renán Rodríguez con Aparicio Saravia evaluando si cruzar el Río Negro hacia el norte sobre el puente flotante tendido por el jefe revolucionario Carmelo Cabrera.
   

   "El nuevo cruce del Río Negro que se preparaba, había sido decidido por Saravia para ir con todo el ejército a buscar nuevos armamentos.
   Previamente consultó a los jefes de divisiones sobre si se debía combatir con Galarza o buscar el norte para hacerlo con Benavente.
   La mayoría se decidió por la primera alternativa. Parece lo lógico, pues hubiera sido peligroso encarar el paso del Río Negro por el puente ya tendido con un ejército enemigo a la espalda.
   El pasaje por el puente flotante era una operación lenta y complicada. Cuando en definitiva la realizó después de Tupambaé, le llevó más de una semana.
Pablo Galarza
   Después de varios movimientos el ejército ahora comandado por Galarza había acampado en la laguna del Junco, cerca de las puntas del arroyo Garcete y entre los arroyos Tupambaé y Tarariras.
   Cuando tiene noticias de que Saravia se mueve desde Zapallar hacia la Cuchilla Grande, pone en movimiento sus tropas, a las 8 de la mañana del 22 de junio. Al mediodía estaban en las puntas del arroyo Tarariras y se disponían a acampar. Apenas encendidos los fogones y colocados los asados, llegó José Saravia (1) con la noticia de que la vanguardia comandada por Basilisio Saravia (2) estaba siendo atacada y necesitaba apoyo.
   Galarza destacó de inmediato, a esos efectos, al 4º de Cazadores bajo el mando del coronel Genaro Caballero, que esa misma tarde moriría en combate.
   Los rebeldes ocupaban una serie de alturas que dominaban los terrenos bajos en que se encontraba la vanguardia. Esta comenzó a replegarse combatiendo paso a paso.
   El avance revolucionario fue detenido cuando se incorporaron a la acción fuerzas del grueso del ejército que empezaba a llegar al campo. La acción continuó hasta las siete de la tarde y las tropas legales lograron ganar las alturas. Había luna llena y aún hubo algún tiroteo en plena noche.
   Con los caballos ensillados ambas fuerzas permanecieron en sus posiciones hasta que amaneció el 23, con espesa niebla.
   El jefe revolucionario recorrió la línea acompañado del jefe de su estado mayor, coronel Gregorio Lamas.
   Tenía el propósito de librar una acción intensa y rápida, pues las municiones disponibles no le permitirían sostener un combate de muchas horas. 
   Por eso no había dado la orden de ataque cuando su hermano Pancho ordenó una carga de las fuerzas a su mando.
   Eran las 8 de la mañana y se había despejado la niebla. El ejército legal respondió con intenso fuego.
   Al oir la descarga el caudillo nacionalista manifestó su contrariedad con una exclamación: " ¡Ya me han hecho una...!".
   Se luchó hasta las cuatro de la tarde cuando la izquierda nacionalista, amenazada de quedar aislada con el parque, inició la retirada siendo seguida por el resto del ejército.
   En el parte Galarza dice que la persecución no pudo hacerse a todo rigor por la falta absoluta de caballada y municiones.
   Así terminó la batalla mas sangrienta de nuestras guerras civiles"

   (1) (2) Hermanos del jefe revolucionario Aparicio Saravia, pero ambos de militancia colorada.
    

   (*)El relato es un fragmento de la serie de notas que sobre la guerra civil de 1904  publicara Renán Rodríguez en el suplemento "La Semana" de "El Día" en 1984, con el seudónimo "Doserres").