viernes, 24 de abril de 2009

GARIBALDI

Los uruguayos de hace, digamos, un siglo atrás, ¿eran capaces de juntarse alrededor de fastos comunes?. ¿Acerca del homenaje a que figura histórica descollante podrían coincidir, por ejemplo, batllistas, socialistas y libertarios junto a librepensadores, anticlericales, intelectuales de avanzada, intelectuales liberales y poetas más o menos revolucionarios?

Un decir: Batlle y Ordóñez, Domingo Arena, Luisa Luisi, Emilio Frugoni, Angel Falco, Belén Sárraga, Alberto Lasplaces, José Enrique Rodó y Leoncio Lasso de la Vega, entre otros?

Unos de los pocos sería, sin duda, José Garibaldi, el "héroe de dos mundos", el bicentenario de cuyo nacimiento en Niza se conmemora este 4 de julio.

Muy probablemente, la fecha pase casi inadvertida para los uruguayos de hoy, tan inmersos en este ambiente de "posmodernismo new age" que nos agobia con su secuela de glaciación moral.

De allí la necesidad de estas parcas líneas.

No nos interesa, en la ocasión, destacar los perfiles más relevantes de su biografía. ¿Qué decir, que no se haya dicho ya?. Su adhesión temprana al ideal republicano de la "Joven Italia" inspirado por José Mazzini; su pasaje por América, donde militó primero a favor de la revolución de los "farrapos" riograndenses en Brasil, y más tarde, en nuestro país, por el gobierno de la "Defensa" de Montevideo, agredido por el tirano Rosas; su lucha por unidad y libertad de Italia contra el papado inicuo y los monarcas usurpadores; su defensa de Francia, en el año 70, frente a la invasión prusiana.

Pero es de justicia observar que lo mejor del pensamiento hispanoamericano de la segunda mitad del siglo XIX -sus contemporáneos de lo más granado de esta "Nuestra América" de que hablara, auroralmente, Torres Caicedo- le prodigó su elogio.

Veamos, a modo de tenues gotas exudadas a voluminosos odres, la opinión de algunos de ellos. Nuestro José Pedro Varela -nacido en el Montevideo de la "Defensa", de padre expatriado por Rosas- le admiró. Así se lo manifestó a un eventual compañero de viaje, rumbo a Madrid, en 1867: "Yo, como era natural, hablé con entusiasmo de Garibaldi y demostré el deseo de ver triunfante a la revolución y vencido para siempre al papado".

José Martí, el apóstol de la independencia de Cuba, escribió: "De una patria, como de una madre, nacen los hombres; la libertad, patria humana, tuvo un hijo, fue Garibaldi".

El patriota y educador portorriqueño Eugenio María de Hostos -tan emparentado, en muchos aspectos, con el anterior- expresó a raíz de la muerte de Garibaldi acaecida en 1882: "... no hay uno sólo... que haya tenido brazo, voluntad y corazón para la propia y para la patria ajena, para la liebertad de los suyos y de los hombres todos, para el conflicto de los pueblos cercanos y lejanos, para odiar, y perseguir y combatir con igual ímpetu, con igual desinterés, con igual impersonalidad, en dondequiera que las ha encontrado, la tiranía y la injusticia".

El librepensador peruano Manuel González Prada, le ubicó, entre los grandes de Italia: "Al triunvirato de Dante, Petrarca y Bocaccio, a los hombres que en el Renacimiento fijaron la lengua nacional, debe oponerse el triunvirato político de Garibaldi, Cavour y Mazzini, de los hombres que en el siglo XIX contribuyeron más a la consumación de la unidad italiana".

A su vez, el americanista chileno Francisco Bilbao, escribió: "El pasado, la monarquía, la aristocracia, la teocracia, la institución de la explotación de las masas, todas las doctrinas de esclavitud... han armado el nudo gordiano de su imperio. Y es por eso que tú, genio del buen sentido, personificación del pueblo, la espada del pueblo levantaste, para cortar el nudo de la historia moderna".

Sobre su inmensa popularidad expresó el ecuatoriano Juan Montalvo; "Cuando Garibaldi fue a Londres, viviendo José Mazzini, el gobierno de Lord Derby le notificó su inmediata salida...Era tal la popularidad del conquistador de Nápoles, tanta prisa de los ingleses a ver y a vitorrear al viejo italiano, que los ministros de la reina tuvieron a bien estorbar esas demostraciones gigantescas", sin embargo que acababa de entrar "a Milán, como no hubiera entrado Víctor Manuel, como no entraron Napoleón III y Mc. Mahón después de las batallas de Magenta y Solferino".

Expresó el propio Garibaldi: "¿Qué diferencia hay entre un americano y un italiano? Son hombres iguales, y moralmente deben ser hermanos. He tenido la buena suerte de combatir por el pueblo americano como por mi propio pueblo; y por eso estoy por la hermandad de la raza humana".

Cíclicamente, el "héroe de dos mundos" es objeto de diatribas biliosas contra su figura, que son, a no dudarlo,tiros por elevación contra el librepensamiento, el laicismo y el ideal republicano.

En un homenaje que a su figura se realizó en la casa del Partido Colorado a raíz del bicentenario, y en la cual expuso, entre otros, el Dr. Gonzalo Aguirre, el historiador Gerardo Caetano contó la siguiente anécdota: cuando el Partido Socialista y sectores nacionalistas conformaron la Unión Popular con vistas a las elecciones de 1962, el Dr. Frugoni no quiso participar en la campaña. ¿Pobre don Emilio!. No quiso compartir tribuna con la derecha nacional-rosista. Claro, era republicano garibaldino.

(publicado en correo de los lectores de "Búsqueda" en julio de 2007)