sábado, 13 de agosto de 2011

LA PRIMERA CARTA ORGÁNICA DEL PARTIDO COLORADO

   
     Si algo caracteriza claramente a los partidos modernos respecto de sus predecesores, es la apertura popular de sus organizaciones internas.
     Maurice Duverger, por ejemplo, se refería en una de sus definiciones tipológicas a los partidos "de cuadros", dominados por un círculo estrecho, frente a los cuales se erigen los modernos partidos "de masas", surgidos sobre todo a fines del siglo 19 y principios del 20.
     En la misma dirección, Max Weber observaba: "Frente a la dominación de los notables y, sobre todo de los parlamentarios, se alzan hoy las más modernas formas de organización de los partidos. Son hijos de la democracia, del derecho de las masas al sufragio, de la necesidad de hacer propaganda y organización de masas, y de la evolución hacia una dirección más unificada y una disciplina más rígida. La dominación de los notables y el gobierno de los parlamentarios a concluído."
     En general, la mayoría de los autores señala que el desarrollo de los partidos se debe a la extensión del sufragio y al incremento de las atribuciones de las instituciones legislativas, pero circunscriben dicha evolución a las naciones más evolucionadas de Europa y a la aparición en las mismas -en lineas generales- de los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas.
     Dichas formaciones, con su estilo de organización territorial en base a secciones locales, habrían contribuído a dinamizar a los diferentes sistemas de partidos hacia su apertura popular.
     Indicando, además, que dicho tipo organizativo dataría del momento mismo de su fundación: v.gr.: Alemania, en 1875 (Partido Socialdemócrata); Italia, en 1892 (Partido Socialista); Inglaterra, en 1900 (Partido Laborista); Francia, en 1905 (en base a la SFIO, Sección Francesa de la Internacional Obrera).
      Más, dicha afirmación no escapa a la controversia. Veamos, a modo de ejemplo, el caso inglés: (dejando a un lado discusiones en cuanto a la fecha de su génesis), el laborismo surge adecuándose al tipo llamado por Duverger como "partidos indirectos" o partidos de adhesión colectiva (en contraposición a los de adhesión individual), y con la finalidad de llevar a la Cámara de los Comunes a representantes de las "Trade Unions" (asociaciones de trabajadores). Esto significaba, en definitiva, que para ser candidato del partido había que estar primero afiliado a algún sindicato. Su organización territorial habría venido más tarde. "En el año 1918 -como observaba Alexander Schifrin- (es que) el partido adoptó el programa socialista y decidió al propio tiempo la reconstrucción de su organización con vistas a su futuro desarrollo (con la creación de secciones locales)." (Haciendo la salvedad de que su vinculación con las asociaciones laborales, y la promoción de candidatos obreros continuó existiendo como una tradición de amplio arraigo, al igual que en la socialdemocracias sueca y noruega).
     Todo lo dicho, en fin, más allá de que proviene de una porción determinada de las ciencias sociales -aquella que describe la evolución política en el espacio geográfico y contexto histórico europeos- resulta útil, con las precisiones del caso, a la realidad uruguaya. Pues el debate en torno a las opciones: partidos de notables o de masas, abiertos o cerrados, permanentes o accidentales, formó parte de la agenda política de fines del siglo 19 y comienzos del 20.
     Pero admitiendo un par de "originalidades": mientras en Europa la "modernización" política estuvo a cargo, mayoritariamente,  de partidos de los llamados "de clase" (aquellos surgidos de la segunda fractura histórica de la revolución industrial, de acuerdo al criterio genético postulado por Stein Rokkan) y que se hallaban en la oposición; en Uruguay fue promovida por un partido "tradicional" (parido al calor de la formación nacional) y que se encontraba en el gobierno.

     EL PROCESO URUGUAYO
     En nuestro país, la tarea de dotar al Partido Colorado -y a al resto de los partidos, tal cual lo reclamaba- de base popular, fue sostenida tesoneramente, diríamos que con énfasis casi cotidiano, por José Batlle y Ordoñez, sobre todo al momento de la reaparición de "El Día" en su segunda época, a fines de 1889.
     "Es ya tiempo -escribía el 5 de abril de 1890- de que los grandes partidos tradicionales, que se llaman ambos republicanos y especialmente el colorado ,que ha hecho un lema de la palabra libertad, hagan práctica republicana en su organización interna y se preparen así para hacerla en los asuntos del Estado".
     El Partido Colorado siempre había tenido, desde luego, una urdimbre eminentemente popular. Su fundador Fructuoso Rivera, por ejemplo, fue el caudillo dilecto de las masas rurales, de los "huérfanos de la patrria", de los modestos propietarios, de la indiada guaraní-misionera. Si al partido le había tocado salir triunfante en las penosas guerras civiles, se debía, en gran medida, a la ahdesión que concitaba en las mayorías. Otro tanto podría decirse de las instancias electorales del ciclo decimonónico (más allá de fraudes, que los hubo, y que es de honestidad intelectual reconocerlo).
     Pero todo ello no redundaba, por cierto, en efectiva participación popular. Se trataba de meros mecanismos de "enganche", limitados , además, a determinados acontecimientos del devenir histórico.
     Lo que postulaba Batlle, en cambio, era la organización partidaria en base a clubes seccionales, aprovechando la división administrativa de la República en secciones judiciales. Una estructura operando de "abajo hacia arriba", de modo capilar, y capaz de representar lo más fielmente posible el sentir partidario.
     Cada sección -planteaba don Pepe- conformada autonomamente a partir de la voluntad de una decena de ciudadanos, elegiría de su seno delegados a fin de conformar las Comisiones Directivas Departamentales, órgano que, a su vez, elegirían a los integrantes de la Comisión Directiva General del Partido Colorado.
      En 1892, y a iniciativa de la juventud colorada, se llevan a cabo tentativas a fin de unificar al partido en torno a dichas concepciones democráticas. Se realizan, entonces, dos reuniones en el teatro Politeama Oriental -el 8 y 15 de mayo de ese año-, en donde se enfrentan las dos fracciones en que estaba dividido el coloradismo: el sector "elitista", nucleado en torno a la autoproclamada Junta Provisoria presidida por el Dr. José Ladislao Terra, y el "popular", encabezado por Batlle.
     La segunda reunión culmina en forma escandalosa, cuando la moción que propugna la organización partidaria es bloqueada por el sector "elitista" mediante el fraude en el conteo de los votos. Batlle y la mayoría de los delegados se retiran indignados.
     La posición de los "elitistas" podría resumirse en lo expuesto por el diario gubernista "La Nación": "Es inexacto e irregular hablar de organizar un partido cuando este partido está dirigiendo los destinos del país" (10 de mayo de 1892). "Hoy las riendas del Gobierno están en manos del Partido Colorado, que por el Poder Ejecutivo, por la mayoría preponderante que tiene en el Cuerpo legislativo por la fuerza de que dispone por el mando militar, es el Partido dominante y director de la política nacional. ¿Como es posible, pues, que se pretenda organizar el Partido sobre bases que hagan caso omiso de esa legítima influencia". (13 de mayo). Es decir, para el sector, el partido son sus cúpulas. 
     En 1895, en el teatro Odeón y a instancias del club colorado "Rivera", unos 700 delegados eligen una Junta Directiva presidida por Batlle. El sector popular comenzaba a dar la batalla interna.
     En 1899, la organización popular se consolidaba, cuando los representantes de las secciones de Montevideo eligen una Comisión Departamental, la que a su vez nombra una Junta Ejecutiva presidida por don Pepe.
     Finalmente, los esfuerzos por dotar a todo el partido de una estructura democrática se concretan en 1901. Los pricipales mojones de dicho proceso serán:
     -15 de febrero de 1901: reunión de personalidades en el Hotel Lanata (Sarandí fernte a la Plaza Constitución) a fin de propiciar gestiones de unificación colorada en torno a una carta Orgánica. Entre otros figuraban el propio Batlle, el expresidente de la República Máximo Tajes, Pedro Figari, José Serrato y Antonio María Rodríguez. Se aprueba un manifiesto público que en su parte medular expresa: "Ha llegado el momento de que cesen las divisiones y la peligrosa anarquía que reina en el seno de nuestro glorioso partido...", y de que  "todos nos sometamos a la soberanía del partido, procediendo a la disolución de las comisiones existentes y a la constitución de una sola autoridad partidaria en la que figuren todos nuestros hombres diligentes y se hallen representadas todas nuestras tendencias".
     -28 de mayo: se inician los trabajos: la Convención Nacional del Partido Colorado inviste de plenos poderes a la Comisión Directiva para la elaboración de la Carta Orgánica.
     -3 de junio: se abren los debates y la redacción, con la asistencia de 108 delegados.
     -12 de agosto: sanción del texto definitivo.
     Sus dos primeros artículos expresan:
     "1) Son miembros del Partido Colorado  los individuos nacionales y extranjeros que simpaticen con sus tradiciones, acepten su credo, sus principios y sus tendencias liberales; pero solo los que estén en posesión de las calidades de ciudadano elector e inscriptos en los Registros Cívicos, tendrán voto en sus asambleas.
     2) El organismo del Partido Colorado se compondrá de Clubs Seccionales, Comisiones Directivas Departamentales, una Comisión Directiva Nacional y una Convención Nacional del Partido".
     En líneas generales, establece respecto a los Clubes: que elegirán un delegado  a la Comisiones Departamentales por cada 100 correligionarios inscriptos en el Registro Cívico, o fracción no menor de 60; que serán de duración trienal; que elegirán y Comité Ejecutivo compuesto de un prisidente, un vice, dos secretarios y un tesorero; encomendandoles, además de amplias facultades en lo que respecta a organización y movilización partidaria:
     "Velar porque prevalezca la mayor legalidad posible en todos los actos electorales de sus respectivas secciones" (art. 16, inc.1º); y "Velar por la efectividad de los derechos políticos y garantías individuales de los afiliados al Club" (art. 16, inc.10º).